Consultores aseguraron que la ganadería uruguaya “posee una matriz productiva totalmente orientada a la exportación, sin retenciones, ni control de cambios”
INFOBAE | Uruguay hace tiempo que aparece en el radar de los argentinos, no solo para radicarse, sino también para realizar inversiones con una situación política, económica, jurídica e impositiva más estable que Argentina. Entre esas posibilidades de inversión, la ganadería uruguaya se erige como uno de los negocios más atractivos, ya que el país vecino cuenta una histórica expertis en el desarrollo ganadero, pero por sobre todo, posee una matriz productiva totalmente orientada a la exportación, sin retenciones, ni control de cambios.
Como adelantó Infobae hace algunas semanas, las consultas de los argentinos para radicarse e invertir en Uruguay se acrecentaron en los últimos tiempos, agudizándose la situación con el advenimiento de la pandemia de coronavirus y la estricta cuarentena que implementó Argentina a diferencia del país vecino y a lo que se sumó los incentivos que el gobierno uruguayo de Luis Lacalle Pou pone a disposición de aquellos que quieran invertir y vivir en su territorio. Sin embargo, las dificultades que acarrea el traslado y la entrada de argentinos al país vecino por el covid-19, hace que los fideicomisos ganaderos se posicionen como una buena oportunidad de inversión.
En primer lugar, vale aclarar algunas diferencias respecto al negocio ganadero argentino con el uruguayo, no tanto en lo que respecta a la manera de producción o en cuestiones sanitarias, sino en cuanto a la exportación y a los impuestos. El país vecino tiene orientado su sistema productivo ganadero a la exportación, con el 70% del total producido embarcado al exterior; asimismo, a diferencia de nuestro país, la exportación de ganado en pie está ampliamente desarrollada con el despacho de 300.000 a 400.000 animales por año.
En lo que respecta a lo impositivo, Uruguay no cobra retenciones y tiene una política de devolución del IVA a los exportadores. Además, no existe la obligación de liquidar los dólares, por lo que si un productor exporta US$ 2, cobra eso US$ 2, y puede mantenerlos a libre disposición sin necesidad de convertirlos a pesos.
En este sentido, el ex viceministro de Economía de Uruguay entre 1990 y 1995, economista y consultor, Gustavo Licandro, aseguró a Infobae que “la clave de Uruguay es que, además de la carne, está permitida la exportación de ganado en pie. Entonces, lo que tenés es un mercado en el cual no existen los controles de cambio, no hay retenciones, con libre mercado de todos los subproductos, no hay ningún tipo de limitación, por lo cual el precio de la carne acá, básicamente, está explicado por la exportación de ganado en pie, la cual es un calco de la evolución del precio internacional de la carne”.
En base a esto, Licandro opinó que la exportación de ganado en pie “permite una estabilidad muy grande, porque en definitiva no hay ninguna mano política. Ahora el precio en Uruguay está firme. Los frigoríficos se están quejando de que los márgenes son pequeños y han pedido que se limite la exportación en ganado en pie, pero eso nunca pasó y eso te permite tener un sector que es tremendamente transparente en cuanto a los precios”.
Uruguay también se destaca en la exportación de carne vacuna. Para Guillermo Binello, consultor argentino radicado hace 16 años en Uruguay y socio de Licandro, sostuvo que “la otra gran diferencia con Argentina es que Uruguay exporta el 70% y el peso de faena es totalmente diferente. Es muy baja la producción de animales livianos para el consumo interno, el mismo se abastece de los cortes producidos para la exportación. Además, se produce un novillo de 480 kilos para arriba. La ventaja es que no tenés un gobierno que se te mete a regular precios, no tiene un precio político de la carne”. Además, aseguró que debido tanto a la trazabilidad de la producción, como también a la transparencia en los precios y en el mercado, hoy día en Uruguay “no existe un mercado negro”.
Otro factor clave es que en el país vecino, no existe la obligación de liquidar los dólares, por lo cual si uno realiza un negocio por el cual recibe los dólares, no es necesario transformarlos en pesos. “Para ningún sector exportador existe la pesificación. La divisa en Uruguay no se liquida: vendés en dólares y cobras en dólares. Después vendés lo que quieras vender. La moneda local en realidad es para pagar impuestos y servicios domésticos, pero en realidad podés operar en dólares, euros o cualquier moneda”, remarcó Licandro.
Fideicomisos ganaderos. Ante los riesgos sanitarios que conlleva la pandemia y sus consecuentes problemas de traslados entre países, los ciudadanos argentinos enfrentan restricciones para ingresar al Uruguay, lo que trae consigo la imposibilidad de realizar negocios de manera física. Sin embargo, los fideicomisos ganaderos aparecen como una alternativa en la cual invertir sin necesidad de estar presente para manejar el negocio.
“El gran problema que están teniendo los argentinos para venir hoy es la pandemia, con lo cual no están pudiendo venir a cerrar operaciones inmobiliarias de campos porque está complicado con el paso de fronteras”, indicó Binello. No obstante, remarcó que “está habiendo una gran negocio de mucha seguridad a nivel jurídico y financiero que es el tema de los fideicomisos ganaderos, que tiene una estructura totalmente diferente a lo que eran los pooles ganaderos o de siembra”.
“He tenido muchísimas consultas de argentinos para invertir en el sector ganadero uruguayo. Esta es una forma muy buena de poder entrar al negocio ganadero en Uruguay sin tener que hacer una inversión en tierra. Se puede entrar y es una forma de ir aprendiendo sobre cómo es el negocio para el futuro”, explicó.
Según Licandro, la legislación del fideicomiso uruguayo es parecida a la de Argentina y que los mismos cuentan con un “patrimonio blindado a cualquier contingencia o acción legal que un tercero pueda hacer. Una vez que se ponen bienes en un fideicomiso, están protegidos de cualquier contingencia que tengan las personas o las empresas que están vinculadas”.
“Lo que tenemos puesto en este fideicomiso y en otros es que el negocio que se puede ofrecer sea de un riesgo lo más acotado posible y de una renta que hoy, con las tasas de interés virtualmente en cero en el mundo, claramente el negocio ganadero, que es muy estable, te permite tener un negocio competitivo”, explicó Licandro.
La rentabilidad de estos fideicomisos se ubican, en promedio, entre un 6% y un 8% anual, con una repartición de utilidades una vez por año. La inversión mínima oscila entre los US$ 35.000 y US$ 50.000, dependiendo el planteo que se quiera realizar.